El valor de la empresa se fundamenta en la capacidad del negocio para crear riqueza, es decir en su capacidad de generar rentabilidad. A mayor rentabilidad mayor valor. Ello nos obliga a reflexionar sobre la rentabilidad futura que la empresa es capaz de generar. Y hablar de futuro es hablar a menudo de incertidumbre y desconocimiento, lo que ya plantea la dificultad de emplear estos métodos de valoración.
Algunos métodos pudieran ser:
I. El valor del PER (multiplicador del beneficio).
II. El valor por Descuento de Dividendos según Gordon-Shapiro.
III. El valor por Multiplicadores en base a múltiplos de compañías comparables.
IV. El Valor por Descuento de Flujos (en sus vertientes de WACC y CAPM).
A estas alturas, el lector habrá advertido que existiendo tantos métodos de valoración, el resultado de intentar valorar su empresa puede ser desconcertante y descorazonador.