Una vez finalizado el proceso de revisión, y como resultado final del proceso de “Due Diligence”, los asesores elaborarán un informe detallado en el que se recogerán todos los aspectos revisados y las conclusiones alcanzadas.
El contenido del informe dependerá del alcance del trabajo acordado, pero normalmente incluirá:
I. Un sumario objetivo.
II. Revisión comercial.
III. Revisión de los aspectos industriales y tecnológicos.
IV. Revisión de los activos y pasivos de la compañía.
V. Revisión de la previsiones futuras (comerciales, generación de recursos e inversiones).
VI. La dirección y el personal.
VII. Revisión contable.
VIII. Revisión fiscal.
IX. Revisión legal.
X. Otros asuntos.
Sin embargo, y aún cuando el esquema general del informe sea el indicado anteriormente, el informe no consiste únicamente en una relación de hechos sino que debe contener un valor añadido recogiendo todos aquellos puntos y opiniones necesarios para el buen fin de la transacción.
Así, deberá incluir;
• Las decisiones y puntos de vista concisos de los asesores. Éste será el aspecto en el que reside gran parte del valor de la “Due Diligence”.
• Aquellos puntos que son esenciales para el comprador y en base a los cuales se ha realizado un estudio exhaustivo.
Tras dicho estudio los asesores pueden sugerir la solicitud de determinadas garantías adicionales e indemnizaciones.
Es vital que las razones para cualquier renegociación sean válidas y bien fundadas. Si se trata sólo de una forma de conseguir unos plazos más favorables, se podría correr el riesgo de que el vendedor se retire de la operación. Sin embargo, la detección de cualquier contingencia presente o futura deberá trasladarse a la parte vendedora y ser cubierta con garantías suficientes para que la transacción concluya con éxito.
• Además, un buen asesor de “Due Diligence” irá más allá y aportará soluciones para los asuntos que salgan a la luz o sugerirá acciones para mitigar su impacto. El camino hacia el éxito en una operación de adquisición no es siempre recto, por eso será importante que el proceso de “Due Diligence” no se convierta en un simple ejercicio de realización de informes.
• El equipo de “Due Diligence” con acceso al negocio y a su plantilla podrá recoger la actividad interna del centro, tanto de la dirección como de la plantilla y también obtener una visión general del día a día del negocio.
Preguntar a diferentes niveles de dirección o a través del funcionamiento del negocio, puede ser altamente efectivo en la “Due Diligence”.
Un buen asesor de “Due Diligence” actuará de “caja de resonancia” y pondrá en duda el proceso imaginado por el inversor.
En suma, un buen asesor de “Due Diligence” estará en una posición única para jugar un papel clave llevando a la transacción a un resultado satisfactorio para el comprador y por ende para el vendedor.
Además, tras un proceso de “Due Diligence” el comprador está capacitado para establecer y desarrollar una estrategia de integración de la nueva Compañía dentro de su organigrama.
Una “Due Diligence” debería considerarse como un capítulo relevante de un proceso de integración posterior a la adquisición por par te del inversor. La información y conocimientos acumulados en las investigaciones de la “Due Diligence” se convertirán en el origen para asegurar el éxito del negocio recién adquirido tanto a un nivel estratégico como operacional.
La “Due Diligence” proporciona una valiosa información de las áreas clave, por ejemplo:
• El grado de integración a considerar entre el negocio adquirido y el negocio adquirente.
• El momento de impulsar la integración, incluyendo cambios en la dirección, reestructuración y la comunicación de la operación a la plantilla, clientes y proveedores.
• Medidas para la reducción de costes mediante la impulsión de economías de escala, mejoras en la capacidad de utilización, eliminación de la duplicidad de costes generales y políticas de compra más agresivas.
• Planes de crecimiento en el negocio. Esto debería conseguirse, por ejemplo, a través del acceso a nuevos mercados, utilización de nuevos canales o la ampliación de la gama ofertada.
Los datos y conocimientos que genera una “Due Diligence” son incalculables.
Las operaciones exitosas son aquellas que reconocen la necesidad de tener una visión informada e inequívoca de cómo dirigir e integrar la “post-completion” del negocio y estar en posición para llevar a cabo su estrategia una vez formalizada la adquisición del negocio.