Cada operación tiene sus particularidades que hacen que el proceso pueda requerir planteamientos y variantes específicas para cada caso.
De forma sintetizada se presentan los principales “pasos” a considerar en cualquier operación de reestructuración:
Paso I: El Mandato, acuerdo básico entre Cliente y Asesor
Asumiendo que cualquier operación de reestructuración requiere la intermediación de asesores experimentados, resulta imprescindible regular la relación cliente-asesor bajo un contrato de mandato que recoja las siguientes consideraciones: definición de los servicios a prestar por el asesor, obligaciones de las partes, metodología (principios de exclusividad, confidencialidad…), equipo de trabajo, honorarios y calendario tentativo.
Paso 2: Trabajos previos: análisis de la situación actual
Como paso inicial, resulta fundamental llevar a cabo un estudio en profundidad de la situación actual de la compañía y su evolución reciente, tanto desde el punto de vista de balance como de cuenta de resultados y, por supuesto, de caja.
El análisis de la empresa, que debe completarse con reuniones con el equipo directivo, irá dirigido a determinar las causas que han llevado a la compañía a iniciar un proceso de estas características. Este ejercicio incorpora desarrollo de líneas de actividad alternativas, etc. Todas estas acciones, bien soportadas y argumentadas, darán confort a los acreedores. Mantener el status que en estas situaciones resta credibilidad al equipo directivo y por ende a la compañía.
A partir del Plan de Negocio se preparará un presupuesto de tesorería que ofrezca visibilidad sobre los flujos de caja del negocio en el corto / medio plazo. El cashflow permitirá evaluar la capacidad de la compañía de atender los compromisos existentes, tanto con acreedores comerciales, como con entidades financieras y otro tipo de acreedores.
Adicionalmente, la elaboración de diferentes escenarios, sensibilizando las variables críticas del modelo, permitirátanto al equipo directivo como a los acreedores gestionar y valorar las incertidumbres que amenazan el futuro de la compañía.
Paso 4: Desarrollo de una estrategia financiera en base al Plan de Negocio de Reestructuración
La generación de una herramienta que permita conocer los excedentes o las necesidades de caja es indispensable a la hora de diseñar una estrategia para el repaso de las deudas contraídas.
En función de los resultados que arroje el análisis del cash-flow tendremos diferentes alternativas para negociar con los acreedores. Ampliar el plazo de la deuda, establecer quitas u obtener una carencia de principal y/o intereses están entre las demandas más habituales.
Asimismo, también existe la posibilidad de solicitar financiación adicional.
El nivel de tesorería actual, así como la caja que la empresa está capacitada para generar en los próximos meses, es igualmente clave para determinar si la continuidad del negocio es viable o la empresa está abocada a presentar el Concurso de Acreedores.
Uno de los elementos más importantes en este tipo de procesos es la gestión de los tiempos, tanto en lo referente a la rapidez de evaluación e implementación de las medidas a adoptar de cara a salvar el negocio si éste es viable, como en la diligencia y la velocidad en presentar el Concurso.
Paso 5: Identificación de gestos y garantías adicionales
Antes de iniciar los contactos con las entidades acreedoras, se debe realizar un ejercicio de reflexión con la propiedad de la compañía acerca de las contrapartidas que ésta puede ofrecer a sus acreedores.
Las cesiones más comunes en la actualidad son las ampliaciones de capital por parte de los socios actuales, la pignoración de activos o ampliación de garantías, los compromisos de reducción de costes o la venta de activos, entre otros.
También se puede considerar la inclusión de un socio en el accionariado de la compañía, a pesar de que perjudica a los accionistas actuales que se diluyen como consecuencia de la entrada de un tercero a valoraciones inferiores a las reales.
Paso 6: Elaboración de un Memorando
Las estructuras de deuda de las compañías están reguladas por diversas cláusulas y ratios que determinan las obligaciones de pago y los niveles de solvencia financiera que deben cumplir los deudores. Al objeto de certificar que dichas condiciones se cumplen, existe un flujo de información periódico entre los deudores y las entidades financieras que permite el seguimiento por parte de éstos de la dinámica de sus prestatarias.
Así pues, las entidades financieras difícilmente se verán sorprendidas por las dificultades financieras en las empresas a las que han aportado recursos. Es decir, la información que en primer lugar demandarán las entidades financieras cuando su prestataria decide acometer una reestructuración, no serán los estados financieros actuales, de los cuales ya disponen con toda seguridad, sino un documento detallado que explique las debilidades de la compañía y las soluciones que se Consecuentemente, es primordial elaborar un Memorando que contenga todos los aspectos mencionados en los puntos anteriores: información detallada sobre las causas que han llevado a la compañía a la situación actual, medidas, acciones y estrategia definida por la empresa de cara a garantizar la viabilidad de la misma, así como un planteamiento de refinanciación.
Este Memorando constituirá el documento base sobre el cual girarán las negociaciones, y su evaluación por parte de los acreedores es fundamental de cara a certificar la credibilidad de la compañía y de su equipo Directivo. Así pues, tanto el Memorando como las proyecciones financieras deben caracterizarse por un alto grado de prudencia, considerando la tendencia de nuestro sector de actividad en particular y de la economía en general.
Paso 7: Presentación a acreedores y negociación
En esta fase se presenta el Memorando a los acreedores y se les informa de las actuaciones que serán necesarias para asegurar la viabilidad de la compañía y el cumplimiento de las obligaciones con los mismos.
Como ya se ha comentado anteriormente, la estrategia acerca de los “gestos” que los accionistas están capacitados para ofrecer, debe ser trazada con anterioridad a las reuniones iniciales con los acreedores. Esto es así porque la primera demanda, principalmente de las entidades bancarias, será comprometer a los accionistas en el desembolso de fondos adicionales para el proyecto o la entrega de garantías añadidas.
Llegados a este punto, el asesor cuenta con un amplio conocimiento de la empresa y ha intervenido activamente en todo el proceso de configuración de la estrategia negociadora. Esta experiencia, unida a la importancia que los acreedores, principalmente los bancos, otorgan al hecho de contar con un interlocutor familiarizado con este tipo de procesos, facilitará las negociaciones.
La negociación es un proceso complicado y más si se trata de una operación tan espinosa como una reestructuración.
Requiere de técnica, experiencia, flexibilidad e imaginación; además, es inevitable que la relación con el interlocutor habitual haya sufrido un elevado grado de desgaste.
Disponer de un potente servicio jurídico es otro de los requisitos básicos en esta fase, toda vez que los term sheets, que recogen todos los términos y condiciones que se negocian y que son la base sobre la que posteriormente se redactarán todos los contratos de reestructuración, se caracterizan por un elevado grado de sofisticación.