Órganos de gobierno específicos de la Empresa Familiar
Además de los órganos sociales propios de cualquier sociedad mercantil como la Junta General de Socios y el Consejo de Administración, en las Empresas Familiares y en los Protocolos Familiares se pueden contemplar otros distintos, de carácter familiar, como la Asamblea Familiar y el Consejo de Familia.
Es frecuente, asimismo, la existencia de otros órganos de carácter accesorio como la figura del asesor externo, que resulta muy práctica para facilitar el proceso de intercomunicación familiar o resolver los conflictos que pudieran suscitarse.
I. Consejo de Familia
Dentro de la estructura del Protocolo, el Consejo de Familia es el órgano ejecutivo y de gobierno de la familia en relación con la empresa, aunque “per se” no tiene facultades formales para decidir en nombre de la misma.
Suele estar integrado por el fundador de la familia, asícomo por las cabezas de cada rama familiar (es decir, el padre y los hijos del cabeza de familia).
Sus funciones consisten, entre otras, en:
• Servir de enlace y promover la armonía entre la familia y el grupo empresarial familiar.
• Proponer, preparar y elaborar el Protocolo Familiar.
• Velar por el cumplimiento, aplicación y, en su caso, revisión del Protocolo Familiar.
• Servir de cauce y encontrar soluciones a los posibles conflictos entre miembros de la familia.
• Designar los miembros de los órganos de administración de las Empresas Familiares (sin perjuicio de que su nombramiento formal será efectuado por Junta General de Socios de la sociedad en cuestión).
El Consejo de Familia no tiene funciones tasadas, por lo que puede decidir sobre todas las cuestiones o requisitos que le atribuya el Protocolo Familiar concreto que se firme.
Resulta conveniente regular en el Protocolo determinados puntos relativos al funcionamiento y composición del Consejo de Familia, con la finalidad de que exista una respuesta eficaz ante los problemas que puedan suscitarse entre la familia y los órganos sociales de la Empresa Familiar.
A continuación, se enumeran algunos de los que consideramos de mayor importancia:
- Número de miembros: por razones de operatividad y, como norma general, es recomendable que el número de miembros que integran el Consejo de Familia sea reducido. Suele estar representado por el cabeza de familia y los miembros que integran cada rama familiar.
- Periodo de validez del cargo: es conveniente que llegado el momento oportuno se produzca el cambio generacional y el fundador ceda el timón a la persona que se haya designado para ser su sucesor, cuestión necesaria pero siempre, por nuestra experiencia, delicada.
- Incompatibilidades: en ocasiones para evitar conflictos de intereses, puede resultar conveniente que los miembros del Consejo de Familia no sean los mismos que los del Consejo de Administración de la Empresa Familiar. No obstante, todo depende de la armonía que exista en las relaciones entre familia y empresa.
Sin embargo, otras veces, puede resulta muy útil que en el Consejo de Administración figure un miembro del Consejo de Familia para velar por la aplicación del Protocolo.
II. Asamblea Familiar
Durante las primeras generaciones tal vez no resulte muy necesario la constitución de una Asamblea Familiar si ya se cuenta con un Consejo Familiar. Sin embargo, conforme van avanzando las generaciones y va aumentando el número de miembros de la familia, cada vez se hace más necesaria la constitución de una Asamblea Familiar. En ella deben estar representadas las distintas ramas familiares.
Es un órgano fundamental para mantener la cohesión de la familia, para que todos estén representados y todos puedan manifestar sus inquietudes.
III. El Asesor Externo
La necesidad de nombrar a un profesional que ayude a solucionar los conflictos que puedan surgir en el seno de la familia y de la Empresa Familiar a veces resulta fundamental. En muchas familias no hay costumbre de sentarse a dialogar debido a los choques generacionales y se hace precisa la intervención de un tercero que contribuya a objetivar los conflictos.
Sus funciones deben ser:
- Identificar los puntos clave de los conflictos.
- Procurar el diálogo y entendimiento entre los miembros de la familia.
- Proporcionar soluciones desde la práctica profesional.
- No posicionarse y actuar de manera imparcial.