Finanzas

¿Por qué se valora una empresa?

Existen muchas razones para valorar una empresa. A menudo su propiedad necesita disponer de una idea de valor porque:

1. Existe un tercero interesado en comprar la compañía.

2. Existe alguna disputa accionarial entre socios y conviene fijar un valor que permita dar salida a uno de los socios.

3. Se quiere acometer una ampliación de capital y es conveniente definir el valor que ha de asignarse al negocio con carácter previo.

4. Simplemente se quiere tener una referencia interna de valor.

Es evidente que los propietarios, más tarde o más temprano y por la razón que fuere, deben interrogarse sobre cuál es el valor de su negocio. Y a menudo la respuesta no es fácil. La contabilidad no siempre ayuda.

El valor de los fondos propios no necesariamente refleja el valor de la empresa. La contabilidad es una herramienta que ha de permitir realizar un juicio sobre el valor del negocio pero no contiene por sí misma la respuesta al valor de la empresa.

Para complicar más las cosas, los propietarios pueden tener una visión sesgada del valor de su negocio. Ya se sabe que “el ojo del amo engorda el caballo” y que resulta complicado para un empresario evadirse de una “afectio moral” que implica componentes subjetivos que a veces distorsionan exageradamente el valor subjetivo frente al valor de mercado.

Conviene recordar que valor y precio no necesariamente coinciden. Una cosa es tratar de determinar un valor de mercado atribuible a un negocio, y otra cosa distinta es establecer un precio que responde a un acuerdo entre comprador y vendedor para realizar una transacción en función de un proceso de negociación sujeto a una serie de circunstancias y hechos que pueden alterar las diferencias entre el valor y el precio acordado.

En cualquier caso, la pregunta sigue siendo ineludible por parte de los propietarios. En algún momento de la vida de la empresa surge la cuestión: ¿Cuánto vale mi empresa?